Si estás pensando en hacer una ruta urbana con tu compañero de cuatro patas, aquí va una guía paso a paso basada en mi experiencia viajando con el mío.
*Spoiler: con un poco de organización, la escapada puede ser una gozada.
No todas las ciudades son igual de amigas de los perros. Algunas tienen muchas zonas verdes, bares donde te reciben con un cuenco de agua, y transporte público donde los aceptan sin problema. Otras, en cambio, pueden ser un poco hostiles.
Madrid y Valencia, por ejemplo, están entre mis favoritas para este tipo de planes. Tienen parques enormes, muchas opciones de alojamiento pet-friendly y cada vez más servicios adaptados. Además, al ser ciudades grandes, es fácil encontrar actividades para ti (y ratos tranquilos para tu perro).
Y recalco lo de "de verdad" porque a veces un hotel pone que admite mascotas, pero en la práctica lo hace a regañadientes. Busca comentarios de otros viajeros con perro y asegúrate de que tu compañero canino va a estar bienvenido.
También viene bien tener claro si puedes dejarlo solo un rato en la habitación (por si vas a hacer alguna visita donde no pueda entrar). Y si el alojamiento tiene zonas verdes cerca o incluso algún detallito de bienvenida para ellos, mejor que mejor.
Por cierto, uno de los grandes descubrimientos en mis viajes fue la consigna de equipajes. Es uno de esos servicios que marcan la diferencia, sobre todo si llegas antes del check-in o te vas mucho después del check-out. Dejas las maletas seguras y te mueves con libertad por la ciudad sin ir cargado como una mula. Y eso, con perro, se agradece el doble.
Viajar con tu perro no significa renunciar a hacer cosas chulas, pero sí implica adaptarlas un poco. Busca rutas a pie por zonas con sombra, parques urbanos, terrazas donde puedas comer sin dejarlo atado a una farola, y actividades donde él también pueda estar contigo.
En Madrid, por ejemplo, puedes pasear por el Retiro, la Casa de Campo o Madrid Río. En Valencia, el Jardín del Túria es una maravilla para caminar con tu perro durante horas. Además, ambas ciudades tienen zonas dog-friendly en la playa (ojo con las fechas, que en verano hay restricciones).
Y si tienes alguna actividad cultural donde tu perro no pueda entrar, valora dejarlo un rato en una guardería canina o un hotel para perros. En muchos casos, ofrecen estancias por horas o medio día, para que no tengas que renunciar a nada.
Tu perro también está de vacaciones, pero eso no significa que pueda ir contigo a todas partes sin descanso. Lleva siempre agua fresca, bolsas, snacks y su comida habitual (cambiarle la dieta en mitad del viaje puede sentarle mal).
Marca pausas en el plan del día para que él también pueda descansar, tumbarse a la sombra o simplemente observar la ciudad sin estar en movimiento constante. Y si hace calor, evita salir en las horas centrales del día.
También es buena idea llevar su cartilla veterinaria, alguna toalla (por si llueve o se moja) y un botiquín básico. Nunca sabes lo que puede pasar.
Como te decía antes, uno de los grandes aliados en una escapada urbana es dejar el equipaje en alguna consigna. En Madrid y Valencia hay muchas opciones para hacerlo de forma segura, y la libertad que te da es brutal.
En mi último viaje usé una consigna de equipaje Madrid cerca de Atocha y fue la mejor decisión del día. Pasear por el centro sin mochilas ni maletas, solo con mi perro, fue una liberación. Lo mismo en Valencia: al usar una consigna de equipaje Valencia junto a la estación del Norte, aprovechamos las últimas horas del viaje sin preocupaciones.
Otra opción que recomiendo es localizar con antelación clínicas veterinarias cercanas (por si pasa algo) y tiendas de productos para mascotas, por si necesitas reponer algo o darte un capricho perruno.
Una escapada urbana con perro no es para ir con prisas ni tachando cosas de una lista. Es para disfrutar de cada paseo, de cada rincón tranquilo donde sentarse juntos, de las fotos improvisadas y de esa conexión especial que sólo se da cuando compartes viaje con tu mejor amigo.
Mi consejo es que te organices, pero también que te permitas improvisar. Si un plan no sale, seguro que encuentras otro. Si tu perro está cansado, cambia el museo por una siesta compartida en el parque. Al final, lo importante es disfrutar juntos.
Cada vez somos más los que no concebimos viajar sin nuestro perro. Y también cada vez hay más servicios pensados para hacernos la vida más fácil: alojamientos que realmente aceptan mascotas, hoteles caninos, transporte público flexible, terrazas dog-friendly y, por supuesto, la imprescindible consigna de equipajes. Porque moverse por la ciudad sin cargar con todo permite vivir la experiencia a otro ritmo.
Si estás pensando en tu próxima escapada urbana, no lo dudes: tu perro y tú podéis pasarlo en grande. Solo hace falta un poco de organización, algo de información y muchas ganas de compartir momentos inolvidables.